Documentada por dos bomberos
Con este libro pretendemos resaltar la evolución de este antiquísimo servicio, los problemas, sucesos y acontecimientos más notables en el desarrollo de su historia, un fluido y resumido repaso de su organización y funcionamiento.
Es especiamente destacable el gran número de personas que han dado sobradas muestras de su profesionalidad y, en innumerables ocasiones, su vida en este recorrido histórico "de los matafuegos al Windsor", casi cinco siglos de cambios políticos y procesos bélicos que transformaron el funcionamiento del cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid.
Desde muy antiguo, grandes núcleos de población como Grecia y Roma, realizaban vigilancias nocturnas para dar la alarma en los casos de incendios.
Durante la Edad Media, en Madrid, la población no superaba los 3000 habitantes y los incendios y las epidemias fueron fatales. Para muchos monarcas españoles, Madrid sería durante el siglo xv lugar de residencia de forma ocasional, hasta que en 1561 se estableciese la Corte en esta localidad bajo el reinado de Felipe II.
Los madrileños serían testigos del crecimiento de la población y del avance urbanístico. Muchos palacios y edificios públicos iban a formar parte del entramado urbano y los incendios aparecerían con más frecuencia.
Durante la Edad Moderna los primeros incendios que alarmaron a la población madrileña fueron los ocurridos en la Puerta de Guadalajara y en las casas del Encomendador D. Pedro Zapata, junto a la Plaza Mayor (calle Mayor frente a la plaza del Comandante Las Moreras). Estos incendios llevaron al Consejo de la Villa a redactar el 9 de julio de 1577 el primer acuerdo sobre fuegos, haciéndose imprescindible reunir a un grupo de hombres dotados del material necesario, que se dedicaran a socorrer a la capital en los casos de incendios.
Aunque anteriormente ya habían dispuesto la compra de material para luchar contra el fuego, no se haría realidad hasta la aprobación de este último acuerdo.
Entre otros materiales se compraron aguatochos o jeringas grandes, 24 cubetas de cuero, 6 garfios con picas largas, 12 palanquillas de hierro, 12 azadones de monte, 12 piquetas, 6 maromas delgadas, 2 escaleras largas y 6 carros de dos ruedas con seis cubetas que deberían estar llenas de agua cuando sucediera algún siniestro.
Los carpinteros, oficiales de obras y alarifes, serían los encargados de guardarlos y acudir a los fuegos cuando se les diera la orden.
Con este documento nos adentramos en la antiquísima historia del servicio de incendios de la Villa y Corte de Madrid, dando a conocer los primeros gremios organizados para hacer frente a los fuegos. Veremos la lenta evolución que experimentó este servicio hasta la creación y profesionalización del actual Cuerpo de Bomberos. Asimismo, explicaremos porqué las compañías de seguros estuvieron ligadas durante tanto tiempo al servicio de incendios.
Pretendemos resaltar los problemas, sucesos y acontecimientos que, a nuestro juicio, han resultado ser los más notables en el desarrollo de esta historia y por lo tanto, los que también han tenido más trascendencia en la capital de España, acercándonos a los cambios políticos y procesos bélicos que transformaron radicalmente el funcionamiento del servicio.
De forma fluida y resumida, aprenderemos de todos y cada uno de los reglamentos sobre prevención y régimen interno, además de la importantísima instrucción sobre incendios sancionada por S.M. Carlos IV en 1789, que estuvo vigente durante cuarenta y cinco años.
Atravesaremos el túnel del tiempo para sentir las voraces llamas que dejaron huella en la historia de nuestra ciudad, terribles incendios ocurridos en la Plaza Mayor, palacios reducidos a cenizas, iglesias derruidas por completo, teatros calcinados y otros muchos, que originaron numerosas desgracias entre la población madrileña.
Es especialmente destacable el gran número de personas que han hecho posible tan arraigada historia, dando sobradas muestras de su profesionalidad y, en innumerables ocasiones, su vida; matafuegos, mangueros, bomberos y otros, cuyos conocimientos en materias de prevención y lucha contra los incendios, hicieron ver a las autoridades la importancia de tener un ejército de hombres bien organizados para hacer frente a esta clase de siniestros.
Sin duda nuestras aspiraciones se verán cumplidas, si esta historia sirve de impulso para generar nuevas ilusiones entre el colectivo del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid y sus responsables más directos.